La transformación del Perú en los últimos 15 años representa una historia de éxito notable. Perú se ha convertido en una fuerza estable en América del Sur y un aliado fundamental de los Estados Unidos, en una región donde los crecientes escándalos de corrupción y la crisis en Venezuela han creado nuevos desafíos para la política exterior. Tras salir de una larga batalla contra el terrorismo local y una década de gobierno autoritario, desde el 2001el Perú ha visto cinco transiciones democráticas pacíficas. La pobreza ha disminuido más de la mitad a nivel nacional, a menos del 22% en la actualidad. El comercio con los Estados Unidos se ha más que duplicado gracias al tratado de libre comercio entre ambos países, que entró en vigor en 2009. Perú es un líder regional y mundial en ascenso que está asumiendo importantes funciones en organizaciones regionales e internacionales. 

No obstante, aun cuando Perú emerja económica y políticamente, los logros pueden ocultar desafíos estructurales persistentes. Como país de ingresos medios, Perú está en riesgo de caer en la ‘trampa del ingreso medio’, donde las instituciones estatales débiles e ineficientes no proporcionan el ambiente necesario para un crecimiento económico continuo y amenazan con socavar los logros de las últimas décadas. Las organizaciones delictivas transnacionales operan en todas las Américas, incluido Perú, poniendo en peligro el comercio legal y devastando comunidades a través del tráfico ilegal de personas y bienes ilícitos. Estos problemas son más agudos en zonas donde el gobierno es prácticamente inexistente, especialmente en las regiones pobres, rurales y remotas de la cuenca del Amazonas. La reducción de estas industrias ilegales multimillonarias es ahora uno de los objetivos más importantes de la política exterior de los Estados Unidos en el Perú.