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La cooperación para el desarrollo entre los Estados Unidos y México comenzó antes de que USAID existiera. El primer acuerdo formal entre los dos gobiernos otorgó asistencia para el desarrollo a través de la Ley de Seguridad Mutua de 1951. En ese tiempo, los Estados Unidos se enfocaron en programas de salud, intercambios académicos entre universidades estadounidenses y mexicanas, seguridad alimentaria, garantías de vivienda, y modelos innovadores de emprendimiento.
En 1961, el Presidente John F. Kennedy firmó la Ley de Asistencia al Exterior, que creó a USAID como la agencia líder para todos los programas de asistencia al exterior de los Estados Unidos. USAID comenzó formalmente su trabajo en México como continuación a los programas de desarrollo bajo la Ley de Seguridad Mutua, expandiendo su asistencia al crecimiento económico, transferencia de tecnología, apoyo en desastres, y gobernanza democrática.
Entre 1965 y 1977, USAID no implementó programas en México debido a una realineación global de actividades de asistencia. Fue hasta finales de la década de 1970 que USAID reinició su programación de desarrollo, enfocándose en asuntos de población y planeación familiar. Dentro de los dos primeros años del reinicio de actividades en México, USAID se convirtió en el donador líder en los sectores de salud y población, otorgando asistencia virtualmente en todas las áreas del programa, incluyendo la prestación de servicios, servicios de información y comunicación, recolección de datos y análisis, capacitación, investigación de operaciones, y el suministro de anticonceptivos.
Un momento difícil, pero importante, para la ayuda exterior de Estados Unidos en México se produjo en respuesta al terremoto de 1985. Un terremoto de 8.1 en la escala de Richter mató a más de 4’000 personas en la Ciudad de México. La respuesta de Estados Unidos a la tragedia fue inmediata y masiva. Dentro de una semana, más de 1’000 especialistas en asistencia para desastres de una docena de agencias del Gobierno de los Estados Unidos, de gobiernos locales y de instituciones privadas estadounidenses se habían desplegado en la Ciudad de México. La Primera Dama Nancy Reagan y el Administrador de USAID Peter McPherson también visitaron para expresar su simpatía y solidaridad con el pueblo de México. USAID demostró una enorme capacidad para entregar ayuda humanitaria rápida, esencial y sustancial en un momento de gran necesidad.
La estrecha cooperación entre los Estados Unidos y México ha producido algunos éxitos importantes en el curso de la relación bilateral. Un éxito destacable es la creación del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, que fue un nuevo concepto mediante el cual, por primera vez, los fondos se colocaron en una institución que el Gobierno de México no controlaba. Posteriormente, un grupo multidisciplinario de 21 especialistas en medio ambiente, que recibe financiación conjunta de los Gobiernos de Estados Unidos y México, llevó a cabo un amplio proceso de consulta con más de 250 organizaciones de conservación en México. Como resultado se crearon tres fondos mexicanos de conservación adicionales, incluyendo la protección del arrecife mesoamericano y el Golfo de California. El modelo ha sido replicado en más de 20 países de todo el mundo y ahora es una mejor práctica internacional.
Otro modelo exitoso de cooperación incluye el apoyo de USAID a intercambios entre México y otros gobiernos para compartir información sobre buenas prácticas para abordar los desafíos comunes de desarrollo. USAID también invirtió en programas universitarios y alianzas a nivel estatal para apoyar becas para poblaciones indígenas. Otros ejemplos de colaboración incluyen el apoyo de Estados Unidos al Gobierno de México para controlar los brotes de tuberculosis a lo largo de la frontera entre ambos países, la capacitación de personal mexicano en extinción de incendios forestales, manejo de materiales peligrosos, y gestión de desastres naturales.
Hoy en día, México es un país de renta media y un proveedor de asistencia al exterior. El programa de USAID ha evolucionado, de un enfoque centrado en las inversiones tradicionales de desarrollo que reduzcan la pobreza y mejoren la salud, a uno que se caracteriza por una alianza entre iguales que fortalece la cooperación para la seguridad transnacional, protege los derechos humanos, promueve el desarrollo de la juventud y de la fuerza de trabajo, y mitiga los efectos del cambio climático global. Los Estados Unidos se enorgullecen de su larga relación con México como vecino, amigo y socio enfrentando los desafíos comunes de desarrollo.
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